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81. Ludopatía
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¡Hola hola Vicente! Bienvenido una semana más a la Cadena Ser Dénia, esta semana vamos a hablar sobre la ludopatía 

Hola Pepa buenos días ¿Qué tal? Encantando de estar una semana más aquí con vosotros. Pues como dices, hoy vamos a tratar un tema que empieza a ser importante y preocupante, la ludopatía.

Vicente ¿en qué consiste la ludopatía?

La ludopatía es un trastorno en el que la persona se ve obligada, por una urgencia psicológica e incontrolable a jugar y apostar en un casino u otro sistema de apuestas, de forma persistente y progresiva, afectando de forma negativa a la vida personal, familiar y vocacional. Ha sido clasificado como un trastorno del control de los impulsos, y tratado como una adicción sin sustancia.

¿Es algo que afecta solo al juego de dinero o azar o también podría darse en videojuegos?

Pues es una pregunta muy interesante que podemos matizar: la OMS ha reconocido la  adicción a los videojuegos muy recientemente, en inglés “Gaming disorder”. Y se ha empezado a reconocer justo este año, en 2022. En realidad no tenía sentido que no estuviese reconocido porque son trastornos muy parecidos en los que solo se cambia de manera sustancial el objeto de la adicción. Varía el nombre del diagnóstico -y obviamente las consecuencias- pero son esencialmente lo mismo.

Muy interesante, gracias por la aclaración ¿Cómo afecta la ludopatía a la persona?

Lo primero, no alamarse: no todas las personas que juegan desarrollan una adicción al juego, del mismo modo que no todas las personas que beben termina siendo alcohólicas. Sufren síntomas de dependencia, tolerancia y síndrome de abstinencia, de manera muy similar a las personas adictas a sustancias. Jugar y conseguir tiempo y dine- ro se convierte en la preocupación principal. Usan el juego como una vía de escape a los problemas. • Se ponen en riesgo, pierden o deterioran relaciones laborales, escolares, familiares…

Parece además -al menos a mi me da la sensación- de qué últimamente, este problema ha crecido un poco ¿no?

Pues mira Pepa, es una cifra que me ha costado bastante de encontrar, pero sí podría decir que la Federación Española de Jugadores de Azar Rehabilitados (FEJAR), advierte de que podrían haber alrededor de medio millón de casos sin diagnosticar. Además, según un informe elaborado por el Observatorio Español de Drogas y adicciones, en la actualidad se recogen 680.000 ludópatas o personas adictas -la mayoría hombres- al juego en España. Cifras de 2020.

Dicen que en este tipo de casos, el entorno es importante ¿no?¿qué puede hacer el entorno por ayudar?

El entorno no cura, pero ayuda. Y puede hacer mucho, algunos pequeñas pautas que puede seguir: dar ejemplo (no apostar nunca). Preguntar y dialogar con la persona afectada. Favorecer el desarrollo de un pensamiento crítico y reflexivo. Separar el deporte y apuestas (un problema grave y creciente en los jóvenes). Y muchas cosas más.

Por último Vicente ¿le darías algún consejo a todas esas personas que puedan estar teniendo problemas con el juego?

Así rápidamente, dos cosas Pepa: primero que busquen ayuda profesional, es un factor diferencial para la recuperación. Y segundo que no olviden jamás que los juegos de azar no son en realidad tales: son juegos matemáticos y está todo absolutamente controlado. El factor azar no existe. La banca siempre gana.

¡Pues muchas gracias Vicente una semana más! ¿Dónde podemos encontrarte?

Me podéis encontrar en vicentesegui.es y en redes sociales @visepsicologia.

49 adicciones sin sustancia
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49. Adicciones sin sustancia
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¡Buenos días estamos una semana más aquí en nuestro espacio de la ser! Esta semana vamos a tratar un tema muy interesante: las adicciones sin sustancia

Hola Pepa buenos días, pues si, hoy vamos a tratar un tema que todavía no hemos tratado pero que está a la orden del día -y por desgracia- lo estará cada vez más. Adicciones, pero sin drogas de por medio.

Estás refiriéndote por ejemplo a: videojuegos, móvil… ¿no?

Claro, pero no solo eso, sino mucho más. Por ejemplo, la archiconocida “dependencia emocional” también puede ser considerada una forma de adicción, a cierto tipo de relaciones o sentimientos. De hecho ¿sabes qué? Realmente podemos volvernos adictos a cualquier cosa.

¡Vaya! Está entre lo interesante y lo preocupante… a ver si voy a ser adicta a algo y no me he dado cuenta

No hay que alarmarse, lo que haremos es dar unas pequeñas señales para que la gente pueda guiarse, aunque hay que señalar que el autodiagnóstico NO ES UNA BUENA IDEA.

¿Y cuáles son estas señales?

Pues mira, son las siguientes: Imaginamos por ejemplo que nos estamos empezando a dar cuenta de que pasamos mucho tiempo con el móvil ¿ok? Pues bien;

  • El uso del móvil interfiere en nuestras relaciones sociales, o personales o laborales o todas a la vez.
  • Sentimos que no tenemos control -o dicho de otro modo “necesitamos”- sobre esta conducta de comprobar o mirar el móvil constantemente.
  • Sentimos una fuerte ansiedad cuando nos olvidamos el móvil en casa.
  • Notamos que hemos perdido el interés en realizar otro tipo de actividades.

Podemos decir en general que cualquier conducta puede convertirse en un problema de adicción cuando empieza a ocupar demasiado tiempo en nuestra vida y además, interfiere de manera significativa en nuestros quehaceres diarios y en nuestro bienestar emocional.

Además, una de las cosas más complicadas de este tipo de adicciones es que muchas veces no nos damos ni cuenta, puesto que el deterioro físico que sí provocan las adicciones con sustancia no existe o es bastante inferior.

adicciones sin sustancia
La adicción al móvil, un peligro

Con el móvil me parece que todos tenemos un problema…

Es cierto que probablemente puede ser adicta a la conducta de comprobar el móvil, redes sociales, y realmente no se está dando cuenta. De hecho, no es raro en consulta pautar una desconexión del móvil y que la persona venga diciendo que se siente mucho mejor, cuando el motivo de consulta era otro bien distinto. Es decir, la persona estaba enfocando un problema que realmente no era el problema principal, sino un problema secundario.

Entiendo… bueno Vicente ¿Qué podemos hacer al respecto?

Como decía es lo primero es ser conscientes: revisar de vez en cuando las señales que hemos comentado nos ayudará a mantener un mínimo nivel de consciencia sobre nuestro estado al respecto. Nos hemos centrado un poco más en el móvil, pero me gustaría señalar que estas señales aplican a cualquier tipo de conducta: jugar a videoconsolas, estar con la pareja, apuestas (ojo entre los jóvenes, hablaremos de esto), etc.

Lo segundo es: si detectamos que cumplimos estas señales (no es necesario cumplirlas todas), lo recomendable sería buscar ayuda de un especialista, que voy a matizar, el especialista para estos casos NO es el médico de cabecera, es el psicólogo. Los ansiolíticos pueden ayudarnos, pero no nos van a “curar”. Sí podemos acudir al médico si es para buscar derivación al psicólogo. La suigente opción es por supuesto buscar ayuda de un profesional de la psicología.

DONDE PODEMOS ENCONTRARTE

Podemos encontrarte a Vicente Seguí y a Nico Haros en la calle Marqués de Campo 18 2ºB. Teléfono: 630659166 y en @visepsicología

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¿Qué es?

En la terapia online -tan efectiva como la presencial- se produce el mismo contacto real entre el cliente y el terapeuta, solo que en un espacio virtual. A pesar de que cada día está más implantada, es cierto que a día de hoy todavía existen reticencias para muchas personas cuando se trata de esta modalidad de terapia. Para Muchas personas y terapeutas la utilizan tanto de forma aislada como complementándola a la terapia presencial.

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necesito ir al psicologo i

“Necesito ir al psicólogo”. Si alguna vez has tenido la duda, si tienes un problema y no sabes si necesitas realmente acudir al psicólogo, esta triple entrada te ayudará a clarificar tu situación. A pesar de que en los últimos años se ha avanzado mucho contra el estigma y los prejuicios que pesan sobre la terapia psicológica, todavía queda mucho por hacer.

A día de hoy en nuestra sociedad, todavía no es tan natural ir al psicólogo como lo puede ser ir al nutricionista, dentista o al fisioterapeuta. En el modelo de sociedad actual, la extrema competitividad en la que nos hallamos inmersos, la negación del fracaso o del error y la repetición constante de la idea de que la felicidad sólo se consigue a través del éxito forman creencias o mitos sociales que pesan sobre nosotros, que nos impiden aceptar con naturalidad nuestro derecho a recibir ayuda cuando nos vemos superados por los problemas. Estas creencias provocan que nos sintamos limitados a pedir ayuda profesional.

A continuación, algunas de las razones más esgrimidas y comunes:

“Ir al psicólogo es para locos”

Nada más lejos de la realidad. A pesar de que los psicólogos, en ciertos ámbitos sí que tratamos con personas que padecen psicopatologías graves, el mero hecho de acudir a un profesional de la psicología no significa que debamos padecer una patología severa, como tampoco nos convierte automáticamente en un “loco”. Simplemente nos convierte en personas que tienen un problema y han tomado la sabia decisión de solucionarlo.

“Yo tengo carrera en la Universidad de la Vida”

Si bien es cierto que las experiencias vitales pueden ayudar mucho a superar dificultades y situaciones problemáticas, no hay que caer en la trampa mental de creer que siempre va a ser suficiente. En ocasiones, sin que uno mismo se de cuenta, empleamos patrones de conducta de afrontamiento (como por ejemplo la evitación permanente del conflicto) de problemas que no son los adecuados, que no sólo no consiguen solucionar el problema, sino que lo cronifican, agravan, y pueden generar o derivar en otros nuevos. El psicólogo puede ayudarte a encontrar nuevas formas de afrontar tus dificultades, dotándote de más riqueza y recursos personales para encontrar nuevas soluciones a viejos problemas.

“Es caro ir al psicólogo”

Supongamos el siguiente ejemplo. Una persona con un problema de ludopatía -adicción al juego- puede gastarse unos 600 o 700€ cada vez que acude al casino para sofocar su impulso. A final de mes (y con el paso de los meses), esta persona podría haber gastado entre 2000 y 3000€ en su adicción, dando lugar esto a que acabase teniendo graves problemas económicos, además de sociales y familiares y de la propia salud mental. Si hubiese acudido a terapia, el psicólogo podría haberle ayudado a controlar su adicción, reducir o eliminar el gasto en juego y mejorar su situación personal, familiar y económica. Por otra parte, hay ciertos “gastos” que no son materiales, pero sí reales, como por ejemplo el deterioro emocional y personal que sufre un ser humano cuando atraviesa una situación problemática que le supera. ¿Porqué no invertir en nuestro bienestar personal a corto, medio y largo plazo?

“Yo no necesito ir al psicólogo…”

En ocasiones, una persona puede encontrarse que el problema no es suyo realmente, sino de alguien ajeno que le provoca estar así ¿Qué podemos hacer entonces? Aquí el psicólogo podría ayudar a que esa persona reenfocase la situación, aprendiese a trabajar la aceptación -que no resignación- y encontrase soluciones y recursos para salir de esta, mejorando su bienestar psíquico y emocional.

“Me da miedo ir al psicólogo”

Acudir a consulta no es siempre algo cómodo, de hecho, se acude a consulta porque existe un problema que nos supera, y necesitamos ayuda. Confrontar nuestros temores en consulta, bajo la supervisión de un profesional titulado, es sin duda una buena manera de superar las barreras y las creencias limitantes que nos imponemos, que nos impiden avanzar. El psicólogo nos guiará a través de este camino que supone la superación y el crecimiento personal.

A pesar de que en los últimos años se ha avanzado mucho contra el estigma y los prejuicios que pesan sobre la terapia psicológica, todavía queda mucho por hacer.

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“¿Qué dirán cuando les diga que necesito ir al psicólogo?”

Esta razón es una trampa mental (una contradicción) muy común, plantearnos dejar de estar bien, o de intentar ser felices o simplemente no hacer nada por nosotros por lo que puedan opinar los demás, no nos hará sentirnos mejor, ni más felices, más bien todo lo contrario, sólo conseguiremos que el problema no se solucione, y además se perpetúe.

“Si necesito ir al psicólogo es que he fracasado”

La sensación de fracaso es algo natural, pero también subjetiva. El hecho de acudir a un psicólogo no implica fracaso alguno, más bien implica que la persona está dispuesta a hacer algo para solucionar sus problemas.

…En el próximo post “¿NECESITO IR AL PSICÓLOGO? (II)”: ¿Cuándo debo acudir al psicólogo?

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