¡Hola Vicente! Bienvenido una semana más a la Cadena Ser, estamos encantados de tenerte de nuevo por aquí. De nuevo hablamos de temas de psicología que nos interesan a todos, hoy vamos a hablar del dolor crónico.
¡Buenos días Pepa! Una semana más, como bien dices, es un placer estar aquí con vosotros y poder colaborar trasmitiendo un poco de psicología, hoy trataremos un tema que no hemos tocado pero creo que puede “tocar” a mucha gente. El dolor crónico.
Si, porqué además, yo creo que todos conocemos a alguien que, por desgracia, le toca lidiar con estas dolencias ¿verdad?
Tienes toda la razón, además, me gustaría matizar que, a parte del dolor crónico, también podemos aplicarlo a cuestiones crónicas, como cambios vitales, o de salud. Al final más que el dolor, es la cronicidad lo que duele.
Pues la verdad es que si… imagino que debe ser una situación muy dura y muy difícil de lidiar, de hecho ¿qué podemos hacer para no caer en la amargura?
Por supuesto Pepa, por desgracia, ya sabemos que las cuestiones psicológicas no son nada fáciles. Mira, respondiendo a tu pregunta podemos indicar que la cuestión fundamental respecto al dolor crónico es que haya un abordaje multidisciplinar. Es decir, esto no es cuestión de ir solo al fisio, solo al médico o solo al psicólogo. Es muy importante la psicoeducación. Esto es, tener información y conocimiento sobre lo que nos está pasando y cómo poder manjeralo.
Perfecto, apuntamos “psicoeducación” como nueva palabra para el diccionario… ¿qué más cosas puede hacer la psicología por nosotros Vicente?
A parte de la psicoeducación que ya hemos comentado -y que es una herramienta importante-, existen estrategias que podemos aprender en terapia para poder manejar el dolor (no confundir con eliminarlo). Como por ejemplo, autoinstrucciones, trabajo de búsqueda de apoyo, estrategias de mindfulness y aceptación y como no, estrategias cognitivas de distracción.
Quieres decir que desde la psicología, lo que podemos hacer es más que disminuir el dolor es aprender a tomárselo de otra manera.
¡Muy bien! De eso se trata. No podemos olvidar la palabra “crónico”. Significa que por desgracia, siempre va a estar ahí, así que lo mejor que podemos hacer es aprender a hacer vida de la manera más plena y gratificante que sea posible -dentro de los límites que nos permita el dolor-, en vez de limitarnos y vivir de una manera angustiosa. Es decir, aprender a vivir con dolor pero sin (o minimizando) el sufrimiento.
Es difícil ser positivo cuando lo está pasando mal…
Si, de hecho tiene toda su lógica. El dolor es una emoción desagradable, y por lo tanto se asocia y produce pensamientos desagradables, que pueden llevar a encerrarnos en un bucle de sufrimiento. Por lo que es fundamental el trabajo psicológico desde el punto de vista de la aceptación y adaptación al nuevo contexto vital, de manera que podamos minimizar lo que sufrimos.
¡Entendido Vicente! Pues ya hemos aprendido un poco más de psicología ¿dónde podemos encontrarte?
¡Hola Vicente! Bienvenido una semana más a la Cadena Ser, estamos encantados de tenerte de nuevo por aquí. Hoy vamos a hablar de un tema que es realmente preocupante y el cual mucha gente, por desgracia sufre. La depresión.
¡Buenos días Pepa! Una semana más, como bien dices, es un placer estar aquí con vosotros y poder colaborar trasmitiendo un poco de psicología, en efecto, hoy toca depresión.
Realmente es un tema preocupante, quería preguntarte Vicente, más o menos ¿es algo que sucede mucho? ¿Qué una persona se pueda deprimir?
Pues mira Pepa, te comento que la depresión es un trastorno mental bastante común, se estima que alrededor del mundo aproximadamente el 5% de la población padece depresión. Además, ésta es la principal causa mundial de discapacidad. A nivel personal, puedo decir que en consulta es bastante habitual qué entren personas con este trastorno, en especial cuando se trata de la tercera edad.
No debe ser nada agradable pasar por una depresión… ¿podrías explicarnos cuáles son sus síntomas?
Por supuesto Pepa, faltaría más, vamos allá: una persona que padece depresión experimentará sintomatología como estado de ánimo deprimido (caracterizado por tristeza, irritabilidad, sensación de vacío…), pérdida de capacidad de disfrutar o sentir interés en actividades a nivel generalizado -no nos estamos refiriendo a una actividad en concreto-. Dificultades para concentrarse, baja autoestima, desesperanza de cara al futuro, alteraciones en el sueño, y muy importante, sensación de cansancio acusado y/o falta de energía. La típica frase: “Es que no me puedo levantar de la cama”.
Desde luego no es algo que se pueda desear a nadie… he oído también Vicente que a causa de la depresión, podemos llegar a pensar en el suicidio ¿es verdad?
Si Pepa, esto es totalmente cierto, aunque me gustaría hacer un matiz importante: padecer depresión no significa que uno vaya a empezar a pensar en suicidarse automáticamente. La ideación suicida puede aparecer pero no significa que vaya a aparecer. Digamos que esta sintomatología aparece en los episodios depresivos graves. Un día hablaremos específicamente del suicidio.
Depresión, un trastorno mental muy común.
De acuerdo Vicente, lo apuntamos, otra pregunta ¿qué puede llevarnos a sufrir depresión?
Es una gran pregunta de compleja respuesta, intentaré resumir: la depresión es el resultado de ciertas interacciones entre los factores sociales, psicológicos y biológicos. Por ejemplo, si perdemos el trabajo (un factor social) podría influir junto con otros factores que nos llevaran a caer en este tipo de proceso. No es algo sencillo ni algo que suceda de la noche a la mañana. Los pensamientos enfocados en lo negativo pueden ser también formar parte de los factores causantes y a su vez mantenedores del trastorno, por lo que la psicoterapia es vital en estos casos.
Eso iba a decir… ¿se puede salir, verdad?
Por supuesto Pepa, de la depresión se puede salir y el porcentaje de recuperación es bastante alto. La terapia que más eficacia ha demostrado es la terapia cognitivo-conductual (en este caso mas conductual que cognitiva) con el tratamiento específico de “Activación conductual”.
¡Pues muchas gracias, seguro que podemos ayudar a la gente! ¿Dónde podemos encontrarte?
-Control de pensamientos- Imagínate que eres la conductora de un autobús con muchos pasajeros. Es un autobús con una única puerta de entrada, y solo de entrada. Algunos de los pasajeros son muy desagradables y además, tienen una apariencia peligrosa.
Imagina que mientras conduces, algunos pasajeros comienzan a amenazarte diciéndote lo que tienes que hacer, dónde tienes que ir, si tienes que girar a la derecha, si ahora más rápido, si luego más despacio, etcétera. Incluso te insultan y desaniman; “¡eres un mal conductora!”, “¡fracasada!”, “nadie te quiere…”
Todo esto te hace sentir muy mal e intentas hacer casi de todo para pedirles que se callen, se vayan al fondo del autobús durante un rato y así puedas conducir tranquilamente.
Algunos días te cansas de sus amenazas e insultos, y quieres echarlos del autobús, pero no puedes, discutes y discutes, te enfrentas y te enfrentas con ellos. Sin darte cuenta, la primera cosa que has hecho es parar, dejar de conducir y por lo tanto, dejar de ir a ninguna parte. Los pasajeros son muy fuertes y resisten, no puedes bajarlos del autobús, así que, resignado, vuelves a tu asiento y conduces por donde ellos te mandan, solamente para aplacarlos y hacer que te dejen en paz un rato.
Algunos días te cansas de sus amenazas e insultos, y quieres echarlos del autobús, pero no puedes, discutes y discutes, te enfrentas y te enfrentas con ellos.
De este modo, para que no te molesten y para no sentirte mal, empiezas a hacer todo lo que te indican, a dirigir el autobús por donde te dicen, todo para no tener que discutir con ellos…
¡Haces lo que te gritan! cada vez antes, cada vez más rápido, para poder sacarlos del autobús y tener un rato de paz. Muy pronto, casi sin darte cuenta, ellos, los pasajeros, ni siquiera tendrán que decirte por dónde ir ni qué hacer, ya que lo harás tú misma automáticamente, para evitar que éstos se echen encima de ti y te amedrenten.
Empezarás a justificar tus decisiones de modo que casi creerás que ellos ya no están en el autobús, convenciéndote de que estás llevando el autobús por la única dirección posible.
Quizás no te has dado cuenta, pero el poder de los pasajeros se basa en amenazas tipo “si no haces lo que te decimos, apareceremos y haremos que nos mires y te sientas mal”.
Quizás no te hayas dado cuenta de que realmente, eso es lo único que pueden hacer.
Quizás no hayas caído en que estos pasajeros son en realidad tus pensamientos, sentimientos, recuerdos y todas esas cosas que uno tiene en su vida.
Es verdad que cuando aparecen estos pasajeros –pensamientos y sentimientos muy negativos-, piensas que pueden hacerte mucho daño, y por eso aceptas el trato y haces lo que te dicen para que te dejen tranquilo y se vayan al final del autobús donde no les puedas ver. Es verdad que intentando mantener el control de los pasajeros, en realidad has perdido la dirección del autobús o de tu vida, pero ¡ellos no giran el volante, ni manejan el acelerador ni el freno, ni deciden dónde parar! No olvides que la conductora eres tú. Que no decidan tus pasajeros por ti.
La Real Academia define metáfora como: “Aplicación de una palabra o de una expresión a un objeto o a un concepto, al cual no denota literalmente, con el fin de sugerir una comparación (con otro objeto o concepto) y facilitar su comprensión”.
La metáfora en psicología
Las metáforas son ideas, conceptos e incluso imágenes que representan un hecho o idea en forma de fábula o historia, de manera que resulte mucho más comprensible para el espectador.
Muchas veces en consulta, los psicólogos nos enfrentamos a la situación de tener que explicar conceptos -ya sean más o menos concretos- a las personas, con el fin de que estas puedan seguir avanzando en su proceso terapéutico (lo llamamos psicoeducación). Sin embargo, a veces las personas pueden presentar dificultades para comprender tales conceptos, es entonces cuando la metáfora como recurso realiza su papel.
La anterior metáfora “El conductor de autobús” es una metáfora bien conocida dentro de la Terapia de aceptación y compromiso (en inglés ACT). En esta metáfora se trata de explicar el papel que ejercen los pensamientos negativos -o mejor dicho, desadaptativos- sobre los sentimientos, conductas y pensamientos propios. Además, habla también de los efectos que tiene el hecho de intentar controlarlos sin más: “De este modo, para que no te molesten y para no sentirte mal, empiezas a hacer todo lo que te indican, a dirigir el autobús por donde te dicen, todo para no tener que discutir con ellos…”.
¿Controlas tus pensamientos o tus pensamientos te controlan a ti? La clave del des-control
El control de pensamientos es algo de lo que se ha hablado y se habla actualmente en psicología. Es normal que te preocupe tener pensamientos negativos ya que estos te hacen sentir mal. Sin embargo, el problema puede no ser tanto los pensamientos sino el hecho de tener la sensación de falta de control sobre ellos.
El problema puede no ser tanto los pensamientos sino el hecho de tener la sensación de falta de control sobre ellos.
Debemos ser realistas, una no puede sentirse siempre bien. Este tipo de pensamiento hedonista-felicidad-permanente -con el que la sociedad no para de bombardearnos- está fuera de la realidad, ya sea objetiva o subjetiva.
La aceptación de la idea de que una misma puede permitirse tener momentos de desasosiego, de tristeza, de ansiedad e incluso de depresión es clave. Dicho de otra forma, no se trata de intentar huir de las emociones desagradables, sino de aceptarlas tal y como son.
En cierto modo, la clave no es intentar controlar, sino algo distinto, aceptar el des-control.
Pero volvamos a la anterior metáfora, donde también se brindan principios de soluciones: “Quizás no te hayas dado cuenta de que realmente, eso es lo único que pueden hacer”. Una vez más, perder el temor, aceptar que podemos sentirnos mal (a pesar de la aparente paradoja) y no sobreestimar el poder de los pensamientos, puede ayudarnos a sentirnos mejor.
Permitirte estar triste también es una forma de autocuidado y de respeto hacia una misma. No olvides que la conductora eres tú. Que no decidan tus pasajeros por ti.
La pasada semana realicé una publicación sobre una encuesta que trataba la depresión, la enfermedad mental y el sistema nacional de salud. Cual fue mi sorpresa y curiosidad cuando ví por internet -hace años que no veo la tele- que circulaba. Esto nos da pistas sobre el tamaño del tabú del trastorno mental. Se calcula que solo aproximadamente un 20% de las personas que mueren por suicidio dejan una nota, lo cual significa que pueden haber suicidios enmascarados en forma de otro tipo de muertes.
2.500.000 personas sufren actualmente en España un trastorno mental. 42.905 muertes por suicidio registradas entre los años 2000 y 2012. La depresión será en 2030 la principal causa de incapacidad. Un 15% de las personas deprimidas llegan a tener en algún momento conductas o intentos de suicidio. Un 7-8% de éstas mueren por suicidio.
Javier Jiménez, presidente de la Asociación de Investigación, Prevención e Intervención del Suicidio (AIPIS), declaró: “Cogiendo bien los datos de los Institutos de Medicina Legal en toda España, quizá se registrarían 1.000 suicidios más cada año”. Esto nos da pistas sobre el tamaño del tabú del trastorno mental. Se calcula que sólo aproximadamente un 20% de las personas que mueren por suicidio dejan una nota, lo cual significa que pueden haber suicidios enmascarados en forma de otro tipo de muertes.
La depresión es un trastorno mental frecuente y una de las principales causas de discapacidad en el mundo. Afecta a más de 300 millones de personas en todo el mundo,(OMS).
El suicidio es, con mucha diferencia, la principal causa de muerte no natural.
La depresión es un trastorno mental frecuente y una de las principales causas de discapacidad en todo el mundo. Afecta a más de 300 millones de personas en todo el mundo, con mayor prevalencia en las mujeres que en los hombres (OMS).
En el tratamiento de la depresión se deben tener en cuenta los aspectos psicosociales y se deben determinar los factores que pueden causar estrés, como las dificultades económicas, los problemas en el trabajo y el maltrato físico o psicológico, así como las fuentes de apoyo, como los familiares y amigos. El mantenimiento o la recuperación de las redes y las actividades sociales son también importantes (OMS). Como se puede observar, algo más que tomar medicación.
El estigma de la depresión
La enfermedad mental ha venido marcada a través de la historia por la ignorancia y el miedo, siendo las personas con frecuencia objeto de abandono, exclusión social o persecución (Foucault, 1997). Siglos después el estigma y la discriminación asociados a la enfermedad mental siguen siendo importantes obstáculos para un abordaje normalizado de salud pública.
La vinculación social entre EM y conductas agresivas y su vinculación con el suicidio añaden obstáculos para afrontar un problema de salud pública de primera magnitud. De hecho, el 90% de los suicidios están ligados a uno o varios trastornos mentales, entre los que la depresión es el más frecuente. La ocurrencia de un suicidio marca y estigmatiza una familia, y cuando ocurre en la infancia o la adolescencia las consecuencias se multiplican (Pitman y cols., 2017; World Health Organization, 2017).
¿Quién puede presentar trastornos mentales?
Cualquier persona. Los determinantes de la salud mental y de los trastornos mentales incluyen no solo características individuales tales como la capacidad para gestionar nuestros pensamientos, emociones, comportamientos e interacciones con los demás, sino también factores sociales, culturales, económicos, políticos y ambientales, como las políticas nacionales, la protección social, el nivel de vida, las condiciones laborales o los apoyos sociales de la comunidad.
Otros factores que pueden causar trastornos mentales son el estrés, la herencia genética, la alimentación, las infecciones perinatales y la exposición a riesgos ambientales.
Los pacientes deben tener acceso a la atención médica y los servicios sociales que les puedan ofrecer el tratamiento que necesitan. Además, es fundamental que reciban apoyo social.
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