Ansiedad social, introversión, timidez … ¡Vaya lío!

En el anterior post estuvimos hablando acerca de la ansiedad social como patología. Sin embargo, es frecuente que se confunda -y asocie- esta patología psicológica con los conceptos de timidez e introversión, por lo que vamos a intentar clarificar cuáles son las diferencias entre estos tres conceptos: ansiedad social, introversión y timidez.

Hoy en día se nos hace creer que lo correcto es la extraversión.

Un ejemplo sería el hecho de que ir a una fiesta con música alta y rodeado de personas está mejor visto que quedarse en casa leyendo un libro. Esta segunda situación suele ir asociada a un individuo tímido, antisocial e incluso “bicho raro”. En cambio, la persona que disfruta el hecho de estar de fiesta y rodeada de más gente se relaciona más fácilmente con el éxito, tener más amigos (popularidad), ser más comunicativa y también más persuasiva.

Y lo cierto es que estas creencias -sociales e individuales- pueden generar una carga añadida a las personas con características más introvertidas, haciéndoles creer que sus conductas reservadas no son lo correcto y provocando que sientan la necesidad de forzarse a ser alguien que realmente no son.

¿Qué es la introversión?

La introversión es un rasgo de personalidad que incluye la tendencia a orientarse hacia el interior.  No se trata de un problema ni una patología. Las personas introvertidas pueden parecer distantes, son menos propensas a buscar nuevas experiencias y tienden a tener restringida su expresión emocional, lo que hace que parezcan deprimidas o infelices.

Los introvertidos no suelen disfrutar en compañía de grupos grandes y prefieren pasar tiempo solos o en grupos pequeños.

Debemos tener claro que la introversión no es un problema ni una patología.

Frecuentemente los introvertidos tienen buenas habilidades de escucha y suelen tener cuidado para procesar y producir mensajes, por lo que pueden ser excelentes comunicadores.

Rasgos de personalidad: introversión vs extraversión

Carl  Jung  fue  el  primer  autor  en  trabajar  con  los  conceptos  introversión  y  extraversión.  Jung habla de dos tipos de actitudes que definen a la persona:  aquella cuyos intereses están enfocados hacia afuera y la esfera de lo social, y aquellos orientados hacia el ámbito de lo privado.

Según Jung, la principal diferencia entre un extrovertido y un introvertido es su manera de “cargar las pilas” o en otras palabras, de conseguir la estimulación que necesitan para sentirse bien. Es decir, por un lado, el extravertido se “carga” en ambientes sociales mientras que, por otro, la persona introvertida genera su propia energía con estimulación interna, con lo cual ambientes muy enérgicos le saturan y le acaban agotando. Una persona introvertida puede estar cómoda hablando en público y más si está tratando un tema que cree que domina.

La persona extrovertida tiende a buscar situaciones en las que haya mucha gente, música alta, o sensaciones extremas. No será raro encontrar a esta gente como el centro de atención de un grupo, rodeado de amigos o encima de un escenario.

Por otro lado, otro influyente autor, Eysenck hablaba  sobre  la  personalidad  fijándose  especialmente  en  las  bases  biológicas  y  genéticas; plantea la relación introversión-extraversión como una dimensión del temperamento  presente en todas las personas y que está definida desde la fisiología por niveles de excitación  e inhibición. Según su teoría, el introvertido vive en un permanente estado de excitación o “nerviosismo”, y por eso los estímulos que experimenta dejan una mayor huella psicológica en él, mientras que las personas extrovertidas tienen “asignado” un estado de relativa inhibición crónica de la actividad cerebral, y su reacción ante los estímulos es menor.

Aunque la timidez y la introversión puedan parecer lo mismo, la timidez hace referencia más bien a un estado de ánimo que puede ser explicado como una conducta aprendida al estimar que la relación con los demás puede tener consecuencias negativas, mientras que la introversión es una disposición biológica que va mucho más allá de nuestras relaciones con los demás.  A pesar de esto, aún es motivo de investigación si los patrones de excitación cerebral se deben sólo a la carga genética.

Una persona introvertida puede estar cómoda hablando en público y más si está tratando un  tema que cree que domina.

Ventajas de la introversión

Sin embargo, no todo son complicaciones ni desventajas, como hemos ido viendo, ser una persona introvertida va asociado a una serie de características que pueden resultar muy ventajosas y adaptativas para la persona. A saber:

  • Buenas habilidades comunicativas.
  • Buenas habilidades de escucha.
  • Buena capacidad imaginativa.
  • Gran capacidad para la introspección.
  • Temperamento tranquilo y reflexivo.

¿Qué hay de la timidez?

La timidez no se considera un trastorno patológico (aunque comparte rasgos con la fobia social).

Es necesario, por lo tanto, ser capaces de diferenciar lo patológico de lo normativo. La principal diferencia con la ansiedad social es que la persona que únicamente es tímida sí que es capaz de exponerse a situaciones sociales (aunque esto le resulte incómodo) sin necesidad de recurrir al alcohol o las drogas, es decir, con sus propios recursos. En otras palabras, son capaces de enfrentarse a sus sentimientos de malestar durante el proceso.

Otra diferencia a tener en cuenta es la generalización de los síntomas que puede ocurrir cuando hablamos de ansiedad social.

Una persona tímida podrá disfrutar de ciertos tipos de relaciones sociales, mientras que una persona que sufra de fobia social sentirá malestar en casi todas aquellas situaciones en las que esté expuesta a la crítica de otros.

El DSM-V define la timidez normal como “La timidez (esto es, la reticencia social) es un rasgo de la personalidad común y no es patológico en sí mismo. En algunas sociedades, la timidez incluso se evalúa de forma positiva”.

También podemos encontrarnos con muchas personas extravertidas que sean a la vez tímidas, por lo que tampoco podemos identificar la introversión con este patrón de comportamiento.

Una persona tímida podrá disfrutar de ciertos tipos de relaciones sociales, mientras que una persona que sufra de fobia social sentirá malestar en casi todas aquellas situaciones en las que está expuesta a la crítica de otros.

Post escrito en colaboración con los estudiantes de prácticas María Pous Montoya y Jordi Araque Cantó

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