necesito ir al psicologo i

“Necesito ir al psicólogo”. Si alguna vez has tenido la duda, si tienes un problema y no sabes si necesitas realmente acudir al psicólogo, esta triple entrada te ayudará a clarificar tu situación. A pesar de que en los últimos años se ha avanzado mucho contra el estigma y los prejuicios que pesan sobre la terapia psicológica, todavía queda mucho por hacer.

A día de hoy en nuestra sociedad, todavía no es tan natural ir al psicólogo como lo puede ser ir al nutricionista, dentista o al fisioterapeuta. En el modelo de sociedad actual, la extrema competitividad en la que nos hallamos inmersos, la negación del fracaso o del error y la repetición constante de la idea de que la felicidad sólo se consigue a través del éxito forman creencias o mitos sociales que pesan sobre nosotros, que nos impiden aceptar con naturalidad nuestro derecho a recibir ayuda cuando nos vemos superados por los problemas. Estas creencias provocan que nos sintamos limitados a pedir ayuda profesional.

A continuación, algunas de las razones más esgrimidas y comunes:

“Ir al psicólogo es para locos”

Nada más lejos de la realidad. A pesar de que los psicólogos, en ciertos ámbitos sí que tratamos con personas que padecen psicopatologías graves, el mero hecho de acudir a un profesional de la psicología no significa que debamos padecer una patología severa, como tampoco nos convierte automáticamente en un “loco”. Simplemente nos convierte en personas que tienen un problema y han tomado la sabia decisión de solucionarlo.

“Yo tengo carrera en la Universidad de la Vida”

Si bien es cierto que las experiencias vitales pueden ayudar mucho a superar dificultades y situaciones problemáticas, no hay que caer en la trampa mental de creer que siempre va a ser suficiente. En ocasiones, sin que uno mismo se de cuenta, empleamos patrones de conducta de afrontamiento (como por ejemplo la evitación permanente del conflicto) de problemas que no son los adecuados, que no sólo no consiguen solucionar el problema, sino que lo cronifican, agravan, y pueden generar o derivar en otros nuevos. El psicólogo puede ayudarte a encontrar nuevas formas de afrontar tus dificultades, dotándote de más riqueza y recursos personales para encontrar nuevas soluciones a viejos problemas.

“Es caro ir al psicólogo”

Supongamos el siguiente ejemplo. Una persona con un problema de ludopatía -adicción al juego- puede gastarse unos 600 o 700€ cada vez que acude al casino para sofocar su impulso. A final de mes (y con el paso de los meses), esta persona podría haber gastado entre 2000 y 3000€ en su adicción, dando lugar esto a que acabase teniendo graves problemas económicos, además de sociales y familiares y de la propia salud mental. Si hubiese acudido a terapia, el psicólogo podría haberle ayudado a controlar su adicción, reducir o eliminar el gasto en juego y mejorar su situación personal, familiar y económica. Por otra parte, hay ciertos “gastos” que no son materiales, pero sí reales, como por ejemplo el deterioro emocional y personal que sufre un ser humano cuando atraviesa una situación problemática que le supera. ¿Porqué no invertir en nuestro bienestar personal a corto, medio y largo plazo?

“Yo no necesito ir al psicólogo…”

En ocasiones, una persona puede encontrarse que el problema no es suyo realmente, sino de alguien ajeno que le provoca estar así ¿Qué podemos hacer entonces? Aquí el psicólogo podría ayudar a que esa persona reenfocase la situación, aprendiese a trabajar la aceptación -que no resignación- y encontrase soluciones y recursos para salir de esta, mejorando su bienestar psíquico y emocional.

“Me da miedo ir al psicólogo”

Acudir a consulta no es siempre algo cómodo, de hecho, se acude a consulta porque existe un problema que nos supera, y necesitamos ayuda. Confrontar nuestros temores en consulta, bajo la supervisión de un profesional titulado, es sin duda una buena manera de superar las barreras y las creencias limitantes que nos imponemos, que nos impiden avanzar. El psicólogo nos guiará a través de este camino que supone la superación y el crecimiento personal.

A pesar de que en los últimos años se ha avanzado mucho contra el estigma y los prejuicios que pesan sobre la terapia psicológica, todavía queda mucho por hacer.

necesito ir al psicologo i

“¿Qué dirán cuando les diga que necesito ir al psicólogo?”

Esta razón es una trampa mental (una contradicción) muy común, plantearnos dejar de estar bien, o de intentar ser felices o simplemente no hacer nada por nosotros por lo que puedan opinar los demás, no nos hará sentirnos mejor, ni más felices, más bien todo lo contrario, sólo conseguiremos que el problema no se solucione, y además se perpetúe.

“Si necesito ir al psicólogo es que he fracasado”

La sensación de fracaso es algo natural, pero también subjetiva. El hecho de acudir a un psicólogo no implica fracaso alguno, más bien implica que la persona está dispuesta a hacer algo para solucionar sus problemas.

…En el próximo post “¿NECESITO IR AL PSICÓLOGO? (II)”: ¿Cuándo debo acudir al psicólogo?

necesito ir al psicologo ii

¿Cómo sé si necesito ir al psicólogo?

La mayoría de las personas, en algún momento de su vida, se han planteado la posibilidad de buscar ayuda profesional para superar sus problemas. Unos terminamos haciéndolo, otros no. ¿Cómo saber cuándo es necesario?

En primer lugar, hay que señalar que no es necesario sufrir un trastorno o patología grave para decir: “necesito ir al psicólogo”. Simplemente basta con que haya un problema que nos supere, que no sepamos cómo resolver o simplemente, se haya cronificado en el tiempo. Para arrojar un poco más de luz, unas definiciones:

Enfermedad mental: Las enfermedades mentales abarcan una amplia variedad de trastornos, cada uno de ellos con características distintas. En líneas generales, se manifiestan como alteraciones en los procesos del razonamiento, el comportamiento, la facultad de reconocer la realidad, las emociones o las relaciones con los demás, consideradas como anormales con respecto al grupo social de referencia del cual proviene el individuo.

No tienen una única causa, sino que son el resultado de una compleja interacción entre factores biológicos, sociales y psicológicos, y con frecuencia es posible identificar y tratar una causa orgánica subyacente.

necesito ir al psicologo ii
La ansiedad nos hace pasar ratos desagradables.

Problema psicológico: Desde la perspectiva subjetiva o intrapsíquica, el sujeto manifiesta comportamientos (verbales o no verbales) respecto a su situación que tienen que ver con infelicidad, sufrimiento, disgusto, incapacidad para afrontar un problema o encontrar una posible solución. A consecuencia de esto, se producen situaciones como retraimiento social, comportamientos eficaces e incapacitantes, malestar físico y otro tipo de síntomas.

“Necesito ir al psicólogo” es en realidad, una de las mejores cosas que puedes decirte.

Cabe no confundir esta sintomatología con lo que podría ser una situación de reacción normal al estrés, en cuyo caso, el profesional debería ayudarte a valorar la necesidad -o no- de terapia. No es necesario sufrir un trastorno o patología grave para acudir al psicólogo.

En general, podemos tomar los siguientes criterios guía para saber si necesitamos ayuda profesional:

  • Sentimos tristeza, apatía general y falta de ilusión ante la vida.
  • Sentimos que la vida carece de sentido.
  • Somos incapaces de encontrar algo positivo en nuestras vivencias cotidianas.
  • Percibimos que nos sentimos solos o incomprendidos.
  • Sentimos períodos prolongados e incontrolados de ansiedad.
  • Tenemos los nervios a flor de piel, haciendo que reaccionemos de manera extrema cuando la situación no lo requiere.
  • Nuestra mente está ocupada de pensamientos desagradables que nos llevan a sentir malestar o desasosiego.
  • Tenemos comportamientos extraños y/o anormales.
  • Sentimos que hemos perdido el control.
  • Tenemos dificultades para conciliar el sueño o tenemos una calidad de sueño deficiente.
  • Necesitamos una opinión objetiva sobre el estado de nuestra situación.
  • Sentimos que estamos ante una situación límite.

Si te encuentras con algunos de estos síntomas, quizás es el momento de consultar con un profesional de la psicología.

…En el próximo post de ¿NECESITO IR AL PSICÓLOGO? (III): ¿Qué puede hacer el psicólogo por mi?

Bibliografía:
«Enfermedad mental». Wikipedia, la enciclopedia libre, 27 de julio de 2016. https://es.wikipedia.org/w/index.php?title=Enfermedad_mental&oldid=92551880.

control pensamientos negativos

-Control de pensamientos- Imagínate que eres la conductora de un autobús con muchos pasajeros. Es un autobús con una única puerta de entrada, y solo de entrada. Algunos de los pasajeros son muy desagradables y además, tienen una apariencia peligrosa.

Imagina que mientras conduces, algunos pasajeros comienzan a amenazarte diciéndote lo que tienes que hacer, dónde tienes que ir, si tienes que girar a la derecha, si ahora más rápido, si luego más despacio, etcétera. Incluso te insultan y desaniman; “¡eres un mal conductora!”, “¡fracasada!”, “nadie te quiere…”

Todo esto te hace sentir muy mal e intentas hacer casi de todo para pedirles que se callen, se vayan al fondo del autobús durante un rato y así puedas conducir tranquilamente.

Algunos días te cansas de sus amenazas e insultos, y quieres echarlos del autobús, pero no puedes, discutes y discutes, te enfrentas y te enfrentas con ellos. Sin darte cuenta, la primera cosa que has hecho es parar, dejar de conducir y por lo tanto, dejar de ir a ninguna parte. Los pasajeros son muy fuertes y resisten, no puedes bajarlos del autobús, así que, resignado, vuelves a tu asiento y conduces por donde ellos te mandan, solamente para aplacarlos y hacer que te dejen en paz un rato.

control pensamientos negativos

Algunos días te cansas de sus amenazas e insultos, y quieres echarlos del autobús, pero no puedes, discutes y discutes, te enfrentas y te enfrentas con ellos.
De este modo, para que no te molesten y para no sentirte mal, empiezas a hacer todo lo que te indican, a dirigir el autobús por donde te dicen, todo para no tener que discutir con ellos…

¡Haces lo que te gritan! cada vez antes, cada vez más rápido, para poder sacarlos del autobús y tener un rato de paz. Muy pronto, casi sin darte cuenta, ellos, los pasajeros, ni siquiera tendrán que decirte por dónde ir ni qué hacer, ya que lo harás tú misma automáticamente, para evitar que éstos se echen encima de ti y te amedrenten.

Empezarás a justificar tus decisiones de modo que casi creerás que ellos ya no están en el autobús, convenciéndote de que estás llevando el autobús por la única dirección posible.

  1. Quizás no te has dado cuenta, pero el poder de los pasajeros se basa en amenazas tipo “si no haces lo que te decimos, apareceremos y haremos que nos mires y te sientas mal”.
  2. Quizás no te hayas dado cuenta de que realmente, eso es lo único que pueden hacer.
  3. Quizás no hayas caído en que estos pasajeros son en realidad tus pensamientos, sentimientos, recuerdos y todas esas cosas que uno tiene en su vida.

Es verdad que cuando aparecen estos pasajeros –pensamientos y sentimientos muy negativos-, piensas que pueden hacerte mucho daño, y por eso aceptas el trato y haces lo que te dicen para que te dejen tranquilo y se vayan al final del autobús donde no les puedas ver. Es verdad que intentando mantener el control de los pasajeros, en realidad has perdido la dirección del autobús o de tu vida, pero ¡ellos no giran el volante, ni manejan el acelerador ni el freno, ni deciden dónde parar! No olvides que la conductora eres tú. Que no decidan tus pasajeros por ti.

La Real Academia define metáfora como: “Aplicación de una palabra o de una expresión a un objeto o a un concepto, al cual no denota literalmente, con el fin de sugerir una comparación (con otro objeto o concepto) y facilitar su comprensión”.

La metáfora en psicología

Las metáforas son ideas, conceptos e incluso imágenes que representan un hecho o idea en forma de fábula o historia, de manera que resulte mucho más comprensible para el espectador.

Muchas veces en consulta, los psicólogos nos enfrentamos a la situación de tener que explicar conceptos -ya sean más o menos concretos- a las personas, con el fin de que estas puedan seguir avanzando en su proceso terapéutico (lo llamamos psicoeducación). Sin embargo, a veces las personas pueden presentar dificultades para comprender tales conceptos, es entonces cuando la metáfora como recurso realiza su papel.

La anterior metáfora “El conductor de autobús” es una metáfora bien conocida dentro de la Terapia de aceptación y compromiso (en inglés ACT). En esta metáfora se trata de explicar el papel que ejercen los pensamientos negativos -o mejor dicho, desadaptativos- sobre los sentimientos, conductas y pensamientos propios. Además, habla también de los efectos que tiene el hecho de intentar controlarlos sin más: “De este modo, para que no te molesten y para no sentirte mal, empiezas a hacer todo lo que te indican, a dirigir el autobús por donde te dicen, todo para no tener que discutir con ellos…”.

¿Controlas tus pensamientos o tus pensamientos te controlan a ti? La clave del des-control

El control de pensamientos es algo de lo que se ha hablado y se habla actualmente en psicología. Es normal que te preocupe tener pensamientos negativos ya que estos te hacen sentir mal. Sin embargo, el problema puede no ser tanto los pensamientos sino el hecho de tener la sensación de falta de control sobre ellos.

El problema puede no ser tanto los pensamientos sino el hecho de tener la sensación de falta de control sobre ellos.

Debemos ser realistas, una no puede sentirse siempre bien. Este tipo de pensamiento hedonista-felicidad-permanente -con el que la sociedad no para de bombardearnos- está fuera de la realidad, ya sea objetiva o subjetiva.

La aceptación de la idea de que una misma puede permitirse tener momentos de desasosiego, de tristeza, de ansiedad e incluso de depresión es clave. Dicho de otra forma, no se trata de intentar huir de las emociones desagradables, sino de aceptarlas tal y como son.

En cierto modo, la clave no es intentar controlar, sino algo distinto, aceptar el des-control.

Pero volvamos a la anterior metáfora, donde también se brindan principios de soluciones: “Quizás no te hayas dado cuenta de que realmente, eso es lo único que pueden hacer”. Una vez más, perder el temor, aceptar que podemos sentirnos mal (a pesar de la aparente paradoja) y no sobreestimar el poder de los pensamientos, puede ayudarnos a sentirnos mejor.

Permitirte estar triste también es una forma de autocuidado y de respeto hacia una misma. No olvides que la conductora eres tú. Que no decidan tus pasajeros por ti.

1 de cada 5 depresión, psicología y sociedad

La pasada semana realicé una publicación sobre una encuesta que trataba la depresión, la enfermedad mental y el sistema nacional de salud. Cual fue mi sorpresa y curiosidad cuando ví por internet -hace años que no veo la tele- que circulaba. Esto nos da pistas sobre el tamaño del tabú del trastorno mental. Se calcula que solo aproximadamente un 20% de las personas que mueren por suicidio dejan una nota, lo cual significa que pueden haber suicidios enmascarados en forma de otro tipo de muertes.

2.500.000 personas sufren actualmente en España un trastorno mental. 42.905 muertes por suicidio registradas entre los años 2000 y 2012. La depresión será en 2030 la principal causa de incapacidad. Un 15% de las personas deprimidas llegan a tener en algún momento conductas o intentos de suicidio. Un 7-8% de éstas mueren por suicidio.

Javier Jiménez, presidente de la Asociación de Investigación, Prevención e Intervención del Suicidio (AIPIS), declaró: “Cogiendo bien los datos de los Institutos de Medicina Legal en toda España, quizá se registrarían 1.000 suicidios más cada año”. Esto nos da pistas sobre el tamaño del tabú del trastorno mental. Se calcula que sólo aproximadamente un 20% de las personas que mueren por suicidio dejan una nota, lo cual significa que pueden haber suicidios enmascarados en forma de otro tipo de muertes.
La depresión es un trastorno mental frecuente y una de las principales causas de discapacidad en el mundo. Afecta a más de 300 millones de personas en todo el mundo,(OMS).
El suicidio es, con mucha diferencia, la principal causa de muerte no natural.

La depresión es un trastorno mental frecuente y una de las principales causas de discapacidad en todo el mundo. Afecta a más de 300 millones de personas en todo el mundo, con mayor prevalencia en las mujeres que en los hombres (OMS).

En el tratamiento de la depresión se deben tener en cuenta los aspectos psicosociales y se deben determinar los factores que pueden causar estrés, como las dificultades económicas, los problemas en el trabajo y el maltrato físico o psicológico, así como las fuentes de apoyo, como los familiares y amigos. El mantenimiento o la recuperación de las redes y las actividades sociales son también importantes (OMS). Como se puede observar, algo más que tomar medicación.

El estigma de la depresión

La enfermedad mental ha venido marcada a través de la historia por la ignorancia y el miedo, siendo las personas con frecuencia objeto de abandono, exclusión social o persecución (Foucault, 1997). Siglos después el estigma y la discriminación asociados a la enfermedad mental siguen siendo importantes obstáculos para un abordaje normalizado de salud pública.

La vinculación social entre EM y conductas agresivas y su vinculación con el suicidio añaden obstáculos para afrontar un problema de salud pública de primera magnitud. De hecho, el 90% de los suicidios están ligados a uno o varios trastornos mentales, entre los que la depresión es el más frecuente. La ocurrencia de un suicidio marca y estigmatiza una familia, y cuando ocurre en la infancia o la adolescencia las consecuencias se multiplican (Pitman y cols., 2017; World Health Organization, 2017).

¿Quién puede presentar trastornos mentales?

Cualquier persona. Los determinantes de la salud mental y de los trastornos mentales incluyen no solo características individuales tales como la capacidad para gestionar nuestros pensamientos, emociones, comportamientos e interacciones con los demás, sino también factores sociales, culturales, económicos, políticos y ambientales, como las políticas nacionales, la protección social, el nivel de vida, las condiciones laborales o los apoyos sociales de la comunidad.

Otros factores que pueden causar trastornos mentales son el estrés, la herencia genética, la alimentación, las infecciones perinatales y la exposición a riesgos ambientales.
Los pacientes deben tener acceso a la atención médica y los servicios sociales que les puedan ofrecer el tratamiento que necesitan. Además, es fundamental que reciban apoyo social.

Los trastornos mentales, son una cuestión de todos.

Fuente: INE.

como afrontar la ansiedad y el miedo

Tanto las fobias como las ansiedades, así como la ansiedad social, se resuelven afrontándolas.

No es fácil, pero si se va paso a paso, poco a poco, la mayoría de la gente aprende a lidiar con los temores y ansiedades, e incluso a superarlos.

El doctor Suma Chand, un psicólogo clínico que ayuda a la gente fobias, dice:
“Lo más razonable que le puedo decir a alguien sobre el miedo es esto: todas las emociones cambian. No vas a permanecer en estado de pánico por el resto de tu vida. Persevera, y el temor se disolverá”. El temor y la ansiedad son emociones que pueden atraparte, el doctor Chand dice al respecto:

“Cuanto más lo alimentas, más crece ya que el miedo atrapa a la gente. Te mete en una caja y tu mundo se vuelve más y más pequeño.
Pasado un tiempo, estás evitando la incomodidad del miedo en sí, en lugar de lo que temes. Cuando evitas las cosas que temas te sientes seguro y cómodo, y entonces no te apetece hacer nada que te saque de ese capullo de confort, sin embargo, pagas un alto precio -tu libertad para vivir tu vida como tu realmente la quieres vivir-”.

“Lo más razonable que le puedo decir a alguien sobre el miedo es esto: todas las emociones cambian. No vas a permanecer en estado de pánico por el resto de tu vida. Persevera, y el temor se disolverá”.

como afrontar la ansiedad y el miedo

Una de los pacientes del doctor Chand tuvo exactamente esta experiencia:

“Tuve a una anciana que se cayó y se rompió una cadera, fue muy traumático para ella. Después de que se recuperara, no quería que esta experiencia se repitiese.
Se volvió muy cautelosa y evito andar por ningún lugar en el que hubiese posibilidad de caer. Aunque su miedo fue inicialmente se había traducido en intentos racionales de comportarse con cautela, acabó convirtiéndose en evitación.
La evitación le hacía sentirse segura pero causó que el miedo creciese.
Dejó de ir a la tienda, al centro comercial y a yoga, todas aquellas actividades que ella disfrutaba. Sus interacciones sociales se redujeron y empezó a estar más tiempo en casa, evitando sus actividades favoritas, se volvió extremadamente miedosa a las caídas. Comenzó a sentirse desesperanzada y aislada en su existencia.
Si bien el tratamiento es básicamente enfrentar el miedo, se realiza de manera que no abrume al paciente”.

Al realizar un enfoque progresivo y gradual del miedo, la anciana se sentía menos abrumada al enfrentarlo.Cuando vió que empezaba a tener éxito al afrontar su miedo, fue como si se encendiese un interruptor en ella, y empezó a avanzar cada vez más rápido. Pronto ella estuvo bien, y volvió a realizar sus viejas actividades otra vez”.

El Dr. Chand describe cuándo abordar los temores:
“El tiempo para abordar un miedo es cuando encuentras que te está causando mucha angustia y está afectando tu vida de una manera significativamente negativa. Por ejemplo, muchas personas temen a las serpientes, que por supuesto pueden ser peligrosas, pero no están preocupadas por este miedo y no encuentran que está deteriorando mucho sus vidas. Por otro lado, algunas personas temen a los gatos, que es improbable que les causen mucho daño. Pueden entrar regularmente en pánico por las visitas a las casas de aquellos amigos que tienen gatos, y así comenzar a evitar tales situaciones.

Las fobias sociales son extremadamente comunes y las personas que lo experimentan a menudo se sienten muy ansiosas por todo tipo de situaciones sociales.

Finalmente, el Dr. Chand dice:

“Tuve una paciente que tenía fobia social […]. Le pedí que mirara sus opciones. Si elegía entrar en las situaciones que ella temió en etapas graduales había una posibilidad de que realizase sus sueños. Sin embargo, si optaba por la opción de evitarlos, le garanticé que nada cambiaría.
La buena noticia es que optó por enfrentar sus miedos y desafiar sus pensamientos temerosos.
Hoy está saliendo con alguien y están bien en su camino a una relación a largo plazo”.

¿Hablamos?