ansiedad 1

¿Qué es la ansiedad?

La ansiedad, realmente, es una respuesta natural del cuerpo y la mente ante una posible amenaza o peligro. Es como una alarma interna que se activa (a veces sentimos que con mucha fuerza) cuando percibimos que algo puede salir mal.

Y a pesar de que a menudo se asocia con algo negativo, en realidad la ansiedad es una emoción útil: nos prepara para reaccionar ante situaciones de riesgo o incertidumbre (por ejemplo, para escapar de un peligro o prepararnos para un examen importante).

🔄️¿Cómo funciona la ansiedad?

  1. Percepción de una amenaza
    Algo (real o imaginado) se interpreta como una posible amenaza: un examen, una entrevista, una discusión, o incluso un pensamiento.
  2. Al percibir la amenaza, se activa del sistema nervioso
    El cerebro —especialmente una parte llamada amígdala— envía señales al cuerpo para prepararse y enfrentar ese peligro, sucediéndose una serie de reacciones como:
    • taquicardia (el corazón se acelera)
    • se tensan los músculos
    • se hace más difícil respirar profundamente
    • se produce más sudor
  3. Por lo tanto, se produce la que se conoce como respuesta de lucha o huida (en inglés conocida como“fight or flight”).
  4. Pensamientos ansiosos
    La mente tiene mucho poder en este tipo de situaciones, guiada por el miedo, y empieza a generar pensamientos como:
    • “¿Y si me va mal?”
    • “¿Y si no soy capaz?”
    • “¿Y si pasa algo horrible?”
  5. Estos pensamientos, a su vez, aumentan la ansiedad: y se forma un círculo vicioso.
  6. Conductas de evitación
    Muchas veces, para reducir esa sensación desagradable, evitamos la situación (por ejemplo, no vamos a la entrevista). Esto nos alivia la ansiedad momentáneamente, a corto plazo, pero la mantiene o la empeora a largo plazo…
ansiedad 2

⚖️¿Cuándo se vuelve un problema?

La ansiedad se vuelve problemática cuando:

  • Es muy intensa o frecuente
  • Aparece sin una razón clara
  • Interfiere en nuestra vida diaria (trabajo, relaciones, sueño, salud, etc.)

‼️La mayor problemática probablemente es que, hoy en día, la ansiedad aparece más por amenazas imaginarias que reales.

Mientras que nuestro cerebro evolucionó para detectar peligros físicos inmediatos (como un animal salvaje o una pelea), hoy en día vivimos en un mundo mucho más complejo y mental.

👉 Antes:

  • La amenaza era real, visible y presente: un depredador, una guerra, hambre.
  • El cuerpo reaccionaba, resolvía (luchando o huyendo), y la ansiedad bajaba.

👉 Hoy:

  • Las “amenazas” son abstractas, sociales o futuras:
    • ¿Y si pierdo mi trabajo?
    • ¿Y si no gusto?
    • ¿Y si enfermo?
    • ¿Y si todo sale mal mañana?

Estas amenazas no están ocurriendo en este momento, pero nuestro cerebro las percibe como si fueran reales y actuales. Por eso la ansiedad se activa igual que si estuviéramos en peligro.

🌀 Esto genera un problema, de modo que:

  • Vivimos en la mente, anticipando cosas que no han pasado (y en la mayoría de ocasiones, ni pasarán)
  • No hay “acción física” que alivie la ansiedad como antes (no hay nada contra lo que luchar ni de lo que huir)
  • Entonces, la ansiedad se mantiene o se intensifica con pensamientos, preocupaciones, dudas, y evitaciones

🛠️ ¿Cómo podemos aprender a gestionarla? 

No hay una técnica mágica que funcione por igual para todos, ni que sea inmediata. 

  • Terapia cognitivo-conductual (TCC): Teniendo en cuenta que acabamos de explicar que hoy en día la mayoría de los motivos que generan ansiedad son mentales e imaginarios, ayudar a cambiar los pensamientos y conductas que alimentan la ansiedad es imprescindible. Este tipo de terapia, acudiendo a un profesional, te ayudará también a detectar y cambiar los pensamientos ansiosos, te enseñará técnicas de mindfulness,… además de el resto de técnicas que te expongo a continuación.
  • Respiración y relajación: Calman el sistema nervioso. La respiración diafragmática es una técnica ampliamente utilizada, ya que cuando estás ansioso, tu respiración se vuelve más rápida, superficial y torácica (desde el pecho), lo que refuerza la sensación de alarma. En cambio, si respiras de forma lenta y profunda desde el abdomen, activas el sistema nervioso parasimpático, que calma el cuerpo: le envías al cerebro una señal de que “no hay peligro”, cortas el ciclo de ansiedad física-mental.
  • Ejercicio físico: regula el estrés y mejora el estado de ánimo.
  • Exposición gradual: enfrentarse poco a poco a lo que da miedo, sin evitarlo.
  • En algunos casos, medicación: recetada por un profesional.

Si crees que necesitas ayuda para manejar la ansiedad, no dudes en contactarnos. Te escuchamos

puñito

Teoría sobre la personalidad

Entre otras cosas, el psicólogo Carl Gustav Jung formuló una teoría sobre la personalidad, en la que en dos de sus extremos, podíamos encontrar la introversión y la extraversión.

intro extro
Gráfica en cuyos extremos se encuentran la introversión, y la extraversión, dejando ver diferentes grados entre ellos.

Jung decía que el introvertido suele dirigir su energía hacia “dentro”, y el extrovertido hacia “fuera”. Más allá de lo social, para él la introversión y la extraversión no eran más que diferentes maneras que tienen las personas de reaccionar a la estimulación. Y con estimulación se refería a los fenómenos subjetivos como el pensamiento y la imaginación, o con los objetos externos a uno mismo (lo que hay o lo que pasa a nuestro alrededor). Siendo así, cómo te relaciones con ambas cosas determinaría, para él, si eres introvertido, o extrovertido. Explicado a grandes rasgos.

Las personas introvertidas son las que prefieren explorar su propia vida mental, y las extrovertidas se sienten más estimuladas por lo que sucede a su alrededor. Los dos extremos son opuestos; azul y rojo. Aunque por suerte, en nuestra vida todo es mucho más fluido, y según las diferentes circunstancias vitales que estemos atravesando, podemos movernos entre el resto de porcentajes; celeste, verde, amarillo, o naranja.

La sociedad en la introversión y en la extroversión 🤔

Pero si Jung parecía explicar esto simplemente como un modo de interacción humana tanto con nosotros mismos como con nuestro entorno, ¿en qué momento empezó la sociedad a “recriminar” la introversión y a “animar” la extroversión”?

Hoy en día, fácilmente se asignan palabras a la persona introvertida como aburrida, tímida, miedosa, prudente, pensativa, solitaria… 

¿No te parecen calificativos con una connotación más bien negativa?

Mientras tanto… los que suelen rodear a la persona extrovertida son espontánea, divertida, alegre, aventurera, despreocupada, amigable… 

Con una connotación más bien positiva.

Da la sensación de que un introvertido no puede ser ninguno de los adjetivos que califican a las personas extrovertidas,… y también viceversa. 

No pretendo decir, ni mucho menos, que esto sea una realidad universal y que todo el mundo piense así. Pero tal vez, tras leer esto, os resuenen un poco algunos comentarios en la cabeza. Sobre todo si os identificáis más con un rasgo que con otro.

La sociedad y la introversión📖

La sociedad hoy en día parece valorar ciertas cosas como la sociabilidad, la rapidez para hablar, el carisma, la participación constante cuando quizá nos encontramos en un grupo… lo que puede llegar a hacer sentir a la persona introvertida incomprendida, pues ellas tienden más a observar, escuchar y pensar antes de hablar…

Siendo esta su forma de actuar, a veces se peca de interpretar su silencio como desinterés, apatía, frialdad, o incluso en ocasiones con arrogancia, cuando los introvertidos sencillamente pueden estar centrándose en escuchar e integrar toda la información.

Como mencionaba también al principio de este post, tienen un gran interés por su mundo interior, con lo cual suelen tener una gran profundidad emocional, pero acostumbran a ser algo más reservados al exteriorizarla, lo que a menudo nos puede hacer pecar de verlos como personas que son “difíciles de leer” o distantes emocionalmente hablando.

A parte de todo esto, quizá el gran hándicap para ellos es enfrentarse a la probablemente constante presión para socializar. Esto puede agotar a una persona introvertida, pues para ellos es imprescindible recargar su energía en soledad o en interacciones uno a uno o con poquitas personas, aunque a menudo esto tampoco suele respetarse demasiado, pues a veces parece que es extraño ver que una persona puede disfrutar su tiempo en soledad.

La sociedad y la extroversión🎉

No obstante, y a pesar de que en el penúltimo punto a priori parece que la peor parte se la han llevado los introvertidos, los extrovertidos también tienen que enfrentarse a grandes estigmas y prejuicios en cuanto a su forma de ser (a pesar de que la sociedad parezca valorar más la sociabilidad), como por ejemplo:

A menudo a las personas extrovertidas se las puede tachar de invasivas, superficiales o incluso intensas… sobre todo por las personas más reservadas. Cuando en realidad su forma de actuar es guiada más bien desde el entusiasmo y la energía. Esta asociación injusta con la superficialidad parece asociarse directamente con la incapacidad para tener conversaciones profundas o momentos de introspección, algo que en realidad pueden hacer, aunque quizá vaya más ligado con el hacerlo a través de los demás.

Acostumbran a tener una necesidad más alta de hablar e interactuar con los demás. Pueden llegar a pensar en voz alta o incluso a procesar ideas mediante el diálogo, algo que puede ser visto como impulsividad, falta de filtro, o incapacidad de respetar los silencios.

Esta misma necesidad de hablar y socializar a menudo va acompañada de prejuicios como “quieren llamar la atención”, o “no saben estar solos”, cuando de la misma manera que una persona introvertida necesita la soledad para “recargar la pila”, las personas extrovertidas necesitan la estimulación externa para recargar la suya y equilibrarse emocionalmente.

Dicho todo esto, además su comportamiento va más dirigido a proponer planes, conversar con entusiasmo o tratar de animar a los demás, y a veces, si los demás no responden de la misma forma, y además hay algo de prejuicio de por medio, pueden llegar a experimentar una sensación de soledad (incluso rodeados de gente).

Ni comparar, ni diferenciar🫂

No obstante, el objetivo de este post no es hacer mayor la distinción entre unos y otros, como tampoco lo es comparar. Sino intentar hacer un llamamiento a la comprensión desde la breve exposición de que al final todos, seamos como seamos, tenemos nuestras historias, nuestras heridas… , y podemos sentirnos incomprendidos por ciertas cosas.

Siendo esto así, suena bien trabajar el no juzgar, y fomentar la idea de que todos podemos aprender de todos, pues al final no es bueno mantenernos en los extremos. Así que tal vez el introvertido puede aprender grandes cosas del extrovertido, del mismo modo que el extrovertido puede aprender grandes cosas del introvertido.

Si te has sentido identificado/a con algo de lo escrito en este post, o hay algo que te genere malestar, no dudes en pedir ayuda. Estamos aquí para ayudarte.

cuidado de la salud mental del cerebro humano vector premium

Es una buena pregunta. Tal vez tan buena como compleja. Y a pesar de que es difícil de responder, al menos me gustaría aportar ciertas creencias realistas acerca de qué es la terapia, o qué puedo esperar de ella, porque cuanto más avanzo profesionalmente, y cuánto más me relaciono con los demás, más voy descubriendo que no todo el mundo conoce exactamente todo lo que implica la terapia. 

Para ello empezaré utilizando una experiencia profesional (aunque evidentemente sin contar explícitamente lo sucedido ni aportar ningún dato descriptivo sobre las personas implicadas):

El valiente inicio💪

Aún recuerdo el momento en el que “X” llegó a la consulta. Era la primera sesión. Cuando apareció por primera vez ante mi puerta ya estaba llorando, y la invité a sentarse en el sofá. Una de las primeras cosas que me dijo fue: “no quiero estar aquí, vengo porque me lo ha recomendado mi pareja”, y aclaró: “pero es que venir a terapia es muy difícil”. 

A lo que yo le respondí: “Tienes razón, venir a terapia es muy difícil. Es duro hablar sobre aquello que nos hace daño. Se remueven ciertas cosas, y eso es doloroso”. 🫂

Ella, al sentirse validada y comprendida, sonrió mientras lloraba, y me dijo: “Es verdad. Como si abrir el cajón de mierda fuera fácil”. 

Y no, no lo es. Y “X”, que se ha enfrentado a cosas muy duras, lo sabía bien. 

Ese proceso de “abrir el cajón”, aplicado a las cosas que te han hecho daño (y que probablemente actualmente también te hacen) en tu vida, es bastante complicado, doloroso y está lleno de altibajos. No es en absoluto un proceso lineal y que “sólo va cuesta arriba”📈, aunque evidentemente también tiene sus momentos de calma, celebración y refuerzo🥳, que son muy importantes. 

Se necesita, entre otras cosas, trabajo, tiempo, paciencia, compromiso y confianza en el proceso. 

descarga (1)

De la misma forma que cuando plantamos una semilla no esperamos que la planta o el árbol crezca al día siguiente, no es realista pensar que la terapia va a solucionarlo todo en cuestión de días.

Por todo ello, ¿que puedo esperar entonces, desde unas creencias realistas, de la terapia?🤔

Creencias realistas

▫️En terapia, lo más probable es que no consigas respuestas rotundas y decisivas en las primeras sesiones 

▫️No se suele hacer un “click” inmediato con el/la terapeuta. De hecho, construirás una relación de confianza a través del paso del tiempo y el trabajo continuo (como en cualquier otra relación), en lugar de que pase de repente nada más conoceros 

▫️No habrá soluciones rápidas ni transformaciones radicales de un día para otro

▫️No todas las sesiones estarán llenas de emociones profundas y descubrimientos intensos

▫️A veces te pasará que entres a sesión pensando que no tienes nada de qué hablar (algo totalmente válido, que no es un motivo para faltar, y que te permitirá ahondar en otros aspectos) 

▫️Unos días hablarás de temas dolorosos y complejos, y otros harás un resumen de tus últimas semanas y logros

▫️En alguna ocasión saldrá un tema muy importante en los últimos minutos de sesión y sí, lo más normal es que oigas a tu terapeuta decir que: “lo profundizaréis mejor en la siguiente sesión”

▫️Aunque no te resulte agradable, la terapia también conlleva que tu terapeuta te confronte con amabilidad, y te motive a tener más iniciativa y responsabilidad sobre tus problemas  (a pesar de que eso te asuste)

▫️Lo más habitual en terapia es que se produzca un proceso lento con saltos grandes de vez en cuando 

▫️Aprenderás habilidades y maneras de ver la vida y a ti mismo/a que te acompañarán para siempre, lo cual no quiere decir que nunca más vayas a estar mal (porque huir del dolor de la vida es inevitable y de hecho ese tampoco es el objetivo) 

▫️Estas habilidades y maneras de ver la vida y a ti mismo/a será algo que tengas que trabajar, practicar y automatizar tu (y solo tu). Ni tu terapeuta, ni tus personas cercanas e importantes lo pueden hacer por ti 

▫️En el proceso, el/la terapeuta probablemente te mandará actividades complementarias a la terapia para realizar en casa, que son importantes para continuar avanzando en tu proceso 

▫️Relacionado con lo anterior, en la terapia tendrás un papel activo de tu terapeuta, pero también se necesitará un papel activo por tu parte: tendrás que estar dispuesto/a a evaluar tus comportamientos de un modo objetivo y tener una actitud abierta a cambiar y/o modificar ciertas costumbres 

▫️Sí, en terapia te darás cuenta de que tu terapeuta no tiene poderes para quitarte el malestar con un chasquido de dedos, pero sí tiene los conocimientos como para ayudarte a implantar hábitos sanos en tu día a día que te ayuden a recuperarte de una manera eficaz, y a afrontar de manera diferente los futuros reveses de la vida 

▫️En ningún caso te sentirás juzgado/a por tu terapeuta, y si es así, puedes cambiar de profesional (aquí lo importante eres tu, y tu proceso) 

▫️Te encontrarás teniendo que tomar tú las decisiones, porque el o la profesional no lo hará por ti, sólo te ayudará a tomarlas de un modo responsable 

Pedir ayuda

La psicología, a pesar de ser una ciencia reciente, ha demostrado numerosos avances y éxitos. Sin embargo, todavía existen muchas creencias irracionales, desconocimiento o muchos mitos en torno a la terapia y a los psicólogos, de ahí el motivo de escribir esta entrada. Por no hablar de que, tal y como he mencionado anteriormente, ir a terapia conlleva un trabajo autónomo del que normalmente no somos conscientes.

Son muchas las personas que en algún momento de sus vidas necesitan acudir a un psicólogo/a, por lo que es importante normalizarlo cada vez más. Cuando nos encontramos mal, ir al psicólogo/a es una decisión acertada, responsable, y una muestra de amor propio. 

Si sientes que estás en una situación similar, no dudes en ponerte en contacto con nosotros. 🫂

enough

“¿Cómo?”

Tal vez esta sea la pregunta que más resuena en nuestras cabezas cuando leemos un título como este. 

“¿Cómo pudo pasarme a mi?, “¿cómo no vi las señales?”, “¿cómo pude permitirlo?”, “¿cómo no supe pararlo?”, “¿cómo no pude salir de ahí?”, “¿cómo no me di cuenta?”… O incluso “¿cómo puede mi amigo/a permanecer ahí si no dejo de repetírselo?”, “¿no se da cuenta?”, “¿cómo no me hace caso?”, “¿cómo no lo ve?” 

Lo cierto es que, cuando vemos o sufrimos maltrato psicológico o emocional, pocas cosas dependen de nosotros: Lo que quiero decir con esto es que puede pasarle a tu amigo, a tu amiga, a un/a compañero/a de trabajo, del colegio, instituto, universidad, a un familiar, a tu vecino/a, puede pasarte a ti, y también puede pasarme a mi. 

Es un proceso paulatino. Lento. Su comienzo no es visible ni notable: Normalmente no continuamos conociendo a una persona cuya presentación ya es darnos un pellizco. 

Conocemos a una persona que nos agrada, que nos da valor, que hace que nos sintamos bien, nos hace sentirnos queridos/as, y es entonces cuando empiezan a aparecer, espaciados en el tiempo, pequeños pellizcos que te hacen daño. A lo mejor te hacen dudar de ti, perder tu autonomía, tu capacidad de decisión, te descolocan, no se comunican contigo… entre otras cosas.  

“Pero luego se disculpa, o no es para tanto, a lo mejor lo estoy exagerando y no está sucediendo de esta manera, puedo estar interpretándolo mal, también yo podría haber dicho/hecho esto de otra forma, ha tenido un detalle bonito, no es tan grave…” 

Todavía estoy en proceso de ubicar lo que pasa: no lo entiendo. Intento comprender. Empatizar. Ponerme en el lugar de la otra persona. No he tenido tiempo de gestionar nada, o de preguntarme si es esto lo que merezco y quiero, si está bien, porque ha reaccionado así como consecuencia de una determinada situación, ahora estamos bien, y tampoco se da en tantas ocasiones. 

Entonces los pellizcos empiezan a ser un poco más dolorosos, grandes, y repetidos en el tiempo. 

Ya hemos perdido la capacidad de preguntarnos qué necesitamos, porque todo ha comenzado a girar en torno a qué puede necesitar la otra persona. Cómo puedo complacerla. Hemos pasado de ir relajados/as a ir con pies de plomo. Por si acaso. 

No ves un entorno seguro en la otra persona. A menudo nos sentimos ignorados/as, menospreciados/as, invalidados/as, rechazados/as, nos despierta inseguridad, marca nuestras debilidades, existe una importante falta de comunicación y afecto, se nos juzga y critica, se nos ignora  … etcétera. Empiezo a tener miedo a este tipo de sentimientos, o mejor dicho, a que me haga sentir así.

Y lo peor de todo… es que este proceso, del que sólo he dado pinceladas, ha sucedido sin que nos hayamos dado cuenta.

violence 1

¿Qué hace que sea tan importante?

A lo largo de estos últimos años, el abuso o maltrato psicológico ha ido adquiriendo más fuerza y atención y, por ende, ha comenzado a identificarse como un tipo de violencia diferenciada y concreta por varias razones que os expongo a continuación (Almendros, Gámez-Guadix, Carrobles, Rodríguez-Carballeira y Porrúa, 2009).

La primera es que el abuso psicológico se ha convertido en un importante predictor de la violencia física, ya que se comprobó que en pocas ocasiones el segundo se da sin la presencia del primero, lo que podría ayudar enormemente a proponer estrategias de identificación y prevención (Almendros, Gámez-Guadix, Carrobles, Rodríguez-Carballeira y Porrúa, 2009).

En segundo lugar, diversos estudios evidenciaron que el impacto en el bienestar y la salud mental de la víctima es equiparable al provocado por el abuso físico (O’Leary, 1999).

Por otra parte, las investigaciones sugieren que el maltrato psicológico es más persistente en el tiempo que otras formas de abuso (Almendros, Gámez-Guadix, Carrobles, Rodríguez-Carballeira y Porrúa, 2009).

Aunque también sería importante tener variables en cuenta como la intensidad o la gravedad, la frecuencia con que se da y la cronicidad a esa exposición (Borjesson, Aarons y Dunn, 2003).

Y, por último, se ha visto que este tipo de maltrato podría ejercer una gran influencia en la percepción que tiene la víctima sobre la relación (culpabilidad, hace las cosas mal, no encontrará nadie mejor…), influyendo de esta manera en la decisión que conlleva abandonar o no la situación abusiva (Almendros, Gámez-Guadix, Carrobles, Rodríguez-Carballeira y Porrúa, 2009).

De hecho, se ha relacionado positivamente este maltrato con el desarrollo de dependencia emocional (Martín y de la Villa Moral, 2019).

Pero, ¿qué es exactamente el maltrato psicológico?

Aunque no hay una revisión clara y concisa por la cantidad de diferentes conductas y emociones que engloban este fenómeno, hay una serie de elementos que se repiten a menudo en la mayoría de investigaciones y que son los más recurrentes: insultos, amenazas, celos, aislamiento, chantaje, actos simbólicos o literales de violencia, conductas de dominación, rechazo, y humillación (Almendros, Gámez-Guadix, Carrobles, Rodríguez-Carballeira y Porrúa, 2009).

Teniendo en cuenta esto, podríamos definir el maltrato psicológico como: “una serie de acciones con intencionalidad, verbal o simbólica, a través de las cuales se pretende generar un daño psicológico y emocional en la otra persona” (Sauceda y Maldonado, 2016).

Que además puede provocar afectaciones en su desarrollo normal ya que las constantes invalidaciones hacia el ser humano víctima de ello van a generar dificultades en el establecimiento de relaciones interpersonales y desempeño adecuado en sus otras áreas de vida. Es común que el maltrato psicológico venga acompañado también de otros componentes de abuso, como físico o sexual, pero esto no es indispensable, ya que puede presentarse de manera independiente (García, Irurtia, Caballo y del Mar Díaz, 2011). 

Si bien es cierto que el maltrato psicológico ha sido más estudiado en situaciones o poblaciones concretas yo, como habéis podido comprobar, en este relato no he especificado géneros. Tampoco rango de edad o población. Y el motivo es que, como bien he recalcado al principio, puede pasarnos a todos sin que seamos conscientes de lo que está sucediendo. Ya sea en relaciones románticas, de amistad, o familiar.

Las consecuencias de sufrir o haber sufrido maltrato psicológico pueden ser muy perjudiciales. Si crees que te puede estar pasando, te ha pasado, o una persona de tu alrededor puede estar atravesando una situación de este tipo, no dudes en pedir ayuda

Bibliografía

Almendros, C., Gámez-Guadix, M., Carrobles, J. A., Rodríguez-Carballeira, Á., & Porrúa, C. (2009). Abuso psicológico en la pareja: aportaciones recientes, concepto y medición. Psicología Conductual, 17(3), 433-451.

Borjesson, W. I., Aarons, G. A. y Dunn, M. E. (2003). Development and confirmatory factor analysis of the Abuse Within Intimate Relationship Scale. Journal of Interpersonal Violence, 18, 295-309.

García, L., Irurtia, M., Caballo, V y del Mar Díaz (2011). Ansiedad social y abuso psicológico. Psicología conductual, 19(1), 223.

Martín, B., y de la Villa Moral, M. (2019). Relación entre dependencia emocional y maltrato psicológico en forma de victimización y agresión en jóvenes. Revista iberoamericana de psicología y salud, 10(2).

O’Leary, K. D. (1999). Psychological abuse: a variable deserving critical attention in domestic violence. Violence & Victims, 14, 3-23.

Sauceda, y Maldonado. (2016). El abuso psicológico al niño en la familia. Revista de la Facultad de Medicina (México), 59(5), 15-25. ç

stop bullying

¿Qué es el bullying?

Tanto las relaciones como las experiencias que mantenemos con nuestro grupo de iguales son necesarias y contribuyen sobre todo al desarrollo de los niños y adolescentes.

Estas relaciones que mantenemos con los demás nos aportan bienestar, seguridad, y nos ayudan a formar nuestros esquemas sociales, emocionales y cognitivos. Pero, como en cualquier relación que conlleva una interacción con otra persona, también pueden darse conflictos que pueden tener consecuencias positivas o negativas (Lugones y Ramírez, 2017). 

En niños y adolescentes una de esas causas negativas que puede darse y que parece adquirir cada día más relevancia es el Bullying (Lugones y Ramírez, 2017).

Dan Olweus fue el psicólogo que realizó el primer estudio sobre bullying en el ámbito escolar, y quien posteriormente lo definió como: una «conducta de persecución física o psicológica que realiza el alumno o alumna contra otro, al que elige como víctima de repetidos ataques. Esta acción, negativa e intencionada, sitúa a las víctimas en posiciones de las que difícilmente pueden salir por sus propios medios. La continuidad de estas relaciones provoca en las víctimas efectos claramente negativos: disminución de su autoestima, estados de ansiedad e incluso cuadros depresivos, lo que hace difícil su integración en el medio escolar y el desarrollo normal de los aprendizajes» ( Olweus, 1993). 

Por supuesto, desde entonces han surgido muchas otras definiciones sobre el bullying, pero si hay algo indiscutible es que la mayoría de ellas tienen, a grandes rasgos, cuatro características en común: 

  • Es un fenómeno de agresividad injustificada, que aunque pueda darse en mayor o menor medida siempre es violento
  • Puede darse de forma física, verbal, psicológica, social y, más actualmente, mediante ciberbullying
  • Es una situación que hace surgir diferentes roles entre las personas: víctima, agresor, y espectador/es
  • Este acto no sólo produce consecuencias psicológicas y emocionales negativas hacia la víctima, sino también hacia el agresor, y hacia los espectadores, afectando a su calidad de vida, su salud, y bienestar

¿Qué consecuencias puede acarrear?

Centrándonos en este último punto, y en el rol de la víctima, algunas de las consecuencias que puede acarrear sufrir bullying son (López, Soto-Rubio, Rico, 2015): 

  • Disminución en el rendimiento académico y, por ende, aumento de malas notas.
  • Descenso de la motivación.
  • Pensamientos y sentimientos recurrentes de culpa.
  • Bajo autoconcepto y autoestima.
  • Inseguridad.
  • Desconfianza.
  • Aislamiento social y sentimientos de soledad.
  • Ansiedad ante la idea de ir al colegio/instituto/universidad.
  • Depresión.
  • Alteraciones del estado de ánimo y de la conducta.
  • Somatizaciones (dolores físicos, insomnio… ).
  • Ideación suicida o suicidio.

Entre otras. Pudiendo de hecho prolongarse este tipo de consecuencias a largo plazo, en la vida adulta, tanto en nuestro autoconcepto, como a la hora de relacionarnos con los demás. 

bullying 1

En España, se estima que uno de cada cinco alumnos está implicado en el bullying, como agresor, como víctima, o como observador (Ortega, 1994). Y, en esta misma línea, el informe del Defensor del Pueblo UNICEF (2007) informa que el 5,5% de los estudiantes se consideraban víctimas de este fenómeno, y el 5,4% declaraban ser agresores de otros alumnos de forma cibernética. 

En este mismo informe, también se expone que una cuarta parte de los estudiantes había presenciado acoso o ciberacoso tanto de manera esporádica como de manera prolongada. 

Según otro informe (Cisneros X), la incidencia de la violencia escolar y el acoso escolar en nuestro país es de un 2,4% entre los niños y de un 21,6% entre las niñas, lo que da como resultado un nivel de acoso total escolar a nivel nacional de un 23,3% (Oñate y Piñuel, 2007). 


Son cifras preocupantes y las consecuencias demasiado altas como para que esta problemática pase desapercibida. Por eso, desde Més Que Salut Dénia queríamos animar tanto a padres, como a profesores, y a la propia persona que lo sufre, de que si tras leer este artículo piensan que sus hijos, alumnos puedan estar atravesando una situación así, u os habéis sentido identificados, no dudéis en solicitar ayuda, tanto a las personas de vuestro alrededor que os arropan y os dan apoyo, como a un profesional.

Bibliografía

  • Defensor del pueblo-UNICEF, (2007). Violencia escolar: el maltrato entre iguales en la educación secundaria obligatoria. 1999-2006. Madrid: publicaciones de la oficina del defensor del pueblo.
  • López, L. M., Soto-Rubio, A., y Rico, G. M., (2015). Bullying e Inteligencia Emocional en niños. Revista calidad de vida y salud, 8 (2). 
  • Lugones Botell, M., y Ramírez Bermúdez, M., (2017). Bullying: aspectos históricos, culturales y sus consecuencias para la salud. Revista cubana de medicina general integral, 33 (1), 154-162. 
  • Olweus, D., (1993). Bullies on the playground: The role of victimization. Children on playgrounds. Research perspectives and applications, 85-128. 
  • Oñate, A., y Piñuel, I., (2007). Informe Cisneros X. Acoso y violencia escolar en España. Instituto de Innovación educativa y desarrollo directivo.
  • Ortega, R. (1994). Violencia interpersonal en los centros educativos de enseñanza secundaria. Un estudio sobre maltrato e intimidación entre compañeros. Revista de Educación, 304, 253-280.

vicente segui psicologo denia autocuidado

“Primero van todos y después yo” ¿Te suena? El autocuidado es considerado por la OMS como “la capacidad de las personas, las familias y las comunidades para promover, prevenir y mantener mantener la salud frente a las enfermedades y discapacidades con o sin el apoyo de un proveedor de atención médica”.

Leer más